El presidente ruso Vladimir Putin está desafiando nuevamente las sanciones occidentales con un audaz movimiento en el sector del gas natural licuado (GNL). A pesar de que las medidas de EE. UU. habían paralizado el proyecto Arctic LNG2 el año pasado, Moscú ha reactivado sus ambiciones energéticas con una estrategia de sigilo. Según informes de Bloomberg, un buque de GNL ruso ha atracado en la terminal de Arctic LNG2 por primera vez desde octubre, marcando un claro intento de romper el cerco de sanciones.
Arctic LNG2, liderado por la gigante energética rusa Novatech, fue concebido como un pilar de la transición de Rusia hacia Asia tras el colapso de las exportaciones por gasoducto a Europa. Con una producción planificada de casi 20 millones de toneladas métricas anuales, el proyecto fue paralizado por las sanciones estadounidenses impuestas en 2024. Sin embargo, Putin ha desatado una nueva táctica con una flota clandestina de al menos 13 buques capaces de transportar GNL, algunos de ellos rompehielos, que están listos para eludir las sanciones y reactivar Arctic LNG2.
Esta flota, envuelta en registros opacos y cambios de propiedad, es el núcleo del plan de evasión de sanciones de Moscú. Los analistas advierten que podría ser suficiente para reiniciar los envíos si se aseguran compradores. La situación es crítica: imágenes satelitales muestran gas fluyendo en Arctic LNG2, sugiriendo que las reservas están llenas y que el tiempo corre para exportar o arriesgarse a paradas operativas.
Más de un millón de metros cúbicos de GNL permanecen sin vender flotando en el mar, mientras Novatech busca atraer a China e India. Las sanciones secundarias de Occidente continúan siendo un obstáculo, pero con la falta de urgencia del presidente Trump en la aplicación de sanciones contra Rusia, Moscú ve una oportunidad. Con Arctic LNG2 volviendo a la vida y la flota sombra en movimiento, Putin está aprovechando el vacío de enforcement, transformando las sanciones globales en una prueba geopolítica que está decidido a superar.